viernes, 28 de agosto de 2009

5 MOBBING Y CLIMA LABORAL


De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo deben integrarse tres elementos para que haya acoso sexual:

a) Un comportamiento de carácter sexual
b) Que no sea deseado y
c) Que la víctima lo perciba como un condicionamiento hostil para su trabajo convirtiéndolo en algo humillante.


El acoso sexual se presenta no sólo en el ámbito laboral sino también en el profesional, doméstico y conyugal. No cabe duda que es un problema que se ha convertido en social y que implica todo un proyecto en el que la lucha por la igualdad de los géneros esté fuertemente respaldado por la lucha por los derechos humanos.


La cultura de la denuncia comienza a infiltrarse lentamente (para bien) entre las mujeres que son acosadas sexualmente, dando de esta manera uno de los primeros pasos para la solución del problema en los centros de trabajo que pueden convertirse en lugares muy hostiles para las personas que tienen que sufrir esta clase de agresión.

El acoso sexual en el ámbito del trabajo se convierte en violencia laboral, además que viola la libertad, la autonomía, la integridad y la seguridad del cuerpo sexual. Y todos los especialistas concluyen que, cuando esta violación a la integridad humana se da en el ámbito del trabajo, representa una violación del derecho de trabajar en un ambiente digno y humano.

Las consecuencias del acoso sexual en las mujeres que lo sufren son varias y distintas. Se pueden enumerar como las principales: el abandono voluntario del trabajo o despido, el sometimiento y el silencio para no perder el ingreso, sentido de culpa por la carga cultural “provocadora”, nerviosismo, ansiedad, depresión y otro tipo de trastornos psicosomáticos que terminan por cobrar una cuota en su trabajo, su familia y su salud.


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